Hotel Sin Nombre | Alma local & Sazón Global

Staff by THECORE

Imágenes: Cortesía de Hotel Sin Nombre

El extraordinario encuentro de los sabores del campo mexicano con las técnicas y las tradiciones de latitudes remotas son parte del leitmotiv que ha impulsado la renovación de la propuesta culinaria de Hotel Sin Nombre, a cargo del chef Francisco “Pako” Cortés, en el Centro Histórico de Oaxaca, a unos metros del zócalo, la catedral y la alameda de León.

En los platillos de este inédito diálogo gastronómico se entrelazan la riqueza de las raíces, el dominio absoluto de los métodos de la alta cocina y el ímpetu que aportan los ingredientes de Oriente Medio; todo ello sin perder de vista que la temporalidad es la clave que determina el carácter de una carta adaptada a cada estación.

Esta rúbrica proyecta la sólida trayectoria de Cortés en prestigiosos restaurantes, en los que se encuentran Pujol y Biko, en México; Floral Café, en Barcelona; Cosme, Atla y Momofuku, en Nueva York; y Den, en Tokio, mismos que le han permitido profundizar su pericia en la cocina oriental.

Chef Francisco “Pako” Cortés

En la concepción del menú, el chef seleccionó distintas referencias provenientes de la culinaria mexicana que permitieran el uso de ingredientes locales, para luego adaptarlos a procesos de preparación distintos a los tradicionales para revelar en ellos sabores únicos.

Esto se aprecia en sus inéditas recetas que iluminan la mesa y que embelesan los paladares epicúreos, como las zanahorias del huerto local cocinadas a baja temperatura con yuzu, las croquetas de pulpo con emulsión de cebolla quemada para un juego de texturas o el tlacoyo de frijol al curry con pollo sriracha, que alude directamente a la comida de calle de México y del mundo.

En el restaurante de Hotel Sin Nombre se rinde culto a las estaciones del paisaje local con guiños a la sazón de la cocina internacional, que van más allá de la gastronomía oriental en la que el chef “Pako” Cortés posee un absoluto dominio, tanto por formación como por sensibilidad, para hacer de lo cotidiano, un bocado sublime.