Marfil 1978, Valencia - arcos, luz y joyas con oficio

En Cirilo Amorós 41, Marfil 1978 abre un espacio donde la joyería se vive como experiencia: luz medida, materiales nobles y una atmósfera de calma. El interior, proyectado por el estudio de Carlos Serra, dialoga con la tradición de los arcos y las bóvedas un guiño contemporáneo a la artesanía estructural de Guastavino para enmarcar piezas que celebran la precisión y el detalle.

En la sesión de Aránzazu Catalán, la tienda se revela como una galería íntima: reflejos contenidos, texturas y composiciones que dejan respirar el metal. Begoña y Paloma, hijas de los fundadores y actuales responsables de la casa, conducen una propuesta que combina básicos esenciales, color, piedras semipreciosas y una línea nupcial personalizable, fiel a la historia de la firma.

Un interior con memoria

Arcos, bóvedas y techos empapelados construyen continuidad visual. La iluminación cálida y dirigida enfatiza vitrinas y recorridos, mientras los revestimientos neutros permiten que cada joya tome el protagonismo sin estridencias.

La experiencia Marfil

Desde las piezas esenciales hasta los brillantes de color y perlas de distintos orígenes, la selección pone el acento en medida y permanencia. La línea nupcial invita a personalizar cada detalle para hacer de cada pieza un gesto único.

Dirección: Cirilo Amorós 41, Valencia

Interiorismo: Estudio de Carlos Serra

Fotografía: Aránzazu Catalán

Retratos: Begoña y Paloma (Marfil 1978)